«Therese todavía notaba los efectos del alcohol que había bebido, el hormigueo del champán que la acercaba dolorosamente a Carol. Si se lo pedía, pensó, Carol la dejaría que esa noche durmiera con ella en su cama. Más aún, quería besarla, sentir sus cuerpos uno junto al otro. (…) ¿La rechazaría Carol con disgusto, si solo le pedía tenera en sus brazos? ¿Desaparecería en aquel instante todo el afecto que Carol pudiera sentir hacia ella? Una visión del frío rechazo de carol echó por tierra su valor, pero lo recuperó tímidamente para plantearse una humilde pregunta: ¿podía simplemente pedirle que durmieran en la misma cama?
– Carol, ¿te importaría…?
– Mañana iremos a ver las granjas -dijo carol al mismo tiempo y Therese se echó a reír a carcajadas-. ¿Qué mierda tiene eso de gracioso? -preguntó Carol apagando el cigarrillo, pero ella también sonreía.
– Es muy gracioso -dijo Therese, riéndose todavía y ahuyentando así todos sus anhelos y sus intenciones de aquella noche.
– Tienes la risa floja por el champán -dijo Carol mientras apagaba la luz»
Extracto de «Carol», de Patricia Highsmith








Deja un comentario