Aunque no es perfecta y en algunos momentos adolece de truculencia y giros innecesarios, «Ángela» se ha convertido en una de las miniseries españolas que mejor han sabido retratar en los últimos tiempos el perfil de un maltratador cotidiano. Es decir, un hombre que ejerce todas las formas de violencia sobre su esposa: física, psicológica y económica, entre otras.

La actriz Verónica Sánchez interpreta a la protagonista de esta historia, remake de la miniserie australiana «Angela Black». En la versión española, es una mujer que lleva una vida aparentemente idílica de puertas para afuera: tiene dos hijas fantásticas, un esposo encantador y una casa espectacular.

Sin embargo, esta fachada es un fraude y cada vez le cuesta más esfuerzo mantenerla. Ángela es en realidad una mujer maltratada por un marido obsesivo (interpretado por Daniel Grao) que la maltrata y que le ha convencido de que sin él no sería nada. Hasta que un día aparece Edu (Jaime Zalarain), un atractivo joven que le desvela sorprendentes secretos y que está dispuesto a ayudarla eliminándolo de su vida.

Hasta ahí se puede leer. Porque después la serie sigue el camino de un thriller psicológico donde el suspense se mezcla con otros elementos como la sororidad, el empoderamiento femenino y el drama judicial.

Por eso, son los primeros capítulos los que resultan más interesantes a la hora de conocer los mecanismos que utiliza un maltratador cotidiano, es decir, aquel que poco a poco va minando la moral y la energía de su víctima, haciéndola sentir culpable y totalmente perdida y sola.

No es que el resto de la serie no merezca la pena. Puede ayudar a muchas mujeres a buscar ayuda, a identificar señales, a dar con los mecanismos para salir de su infierno particular, a saber que «siempre vuelve a pasar». Pero Ángela, en este caso, cuenta con una serie de recursos que no siempre están al alcance de las que sufren violencia machista. Y en ese sentido, la mezcla de géneros puede llevar a la confusión.

De cualquier forma, la miniserie ofrece una historia valiosa en su trasfondo. El sufrimiento de Ángela es el de muchas mujeres en todo el mundo y su terror, encerrado al principio bajo una máscara de felicidad, sale hacia afuera poco a poco y con toda la impotencia y el miedo que provoca vivir atenazada a ese horrible monstruo de violencia.