La conocemos por su magnífica prosa, por sus arrolladores personajes femeninos, por haber sido la pionera del naturalismo literario español, por su defensa de los derechos de las mujeres, por su intensa relación con Benito Pérez Galdós, y por ser, en definitiva, la gran maestra de las letras hispánicas. Pero Emilia Pardo Bazán sigue guardando sorpresas sobre su talento más de un siglo después de su fallecimiento.

La galería de arte Artbys de A Coruña ha presentado un retrato inédito de la actriz María Guerrero realizado por la escritora gallega, que viene a constatar que también dedicó parte de su tiempo a la pintura, como reflejan varias de las memorias que se publicaron hace cuatro años con motivo del centenario de su muerte. Apenas se conservan, sin embargo, muchos de sus dibujos.

Por eso se trata de un hallazgo único. El dibujo de María Guerrero se realizó en 1908 en técnica mixta sobre cartulina (40 × 30 cm), cuya autenticidad ha podido ser confirmada tras un riguroso proceso de estudio que se ha prolongado durante meses.

Según ha detallado la galería coruñesa de arte en «La Voz de Galicia», el retrato no se presenta como una mera atribución, sino como el fruto de una «investigación minuciosa» en la que se han cotejado las firmas y rúbricas de Emilia Pardo Bazán con otros documentos autógrafos conservados en archivos y bibliotecas. El análisis detallado de grafías y variantes caligráficas ha permitido confirmar la autoría «con rigor académico».

Además, la obra contiene elementos materiales de gran valor: en el reverso se conserva un boceto adicional, acompañado de una marca de agua y del cuño de «Libros Antonio Berdegue». Estos indicios técnicos refuerzan su autenticidad y lo convierten en un objeto de estudio con múltiples capas de lectura.

El proceso ha contado con la colaboración de expertos en diferentes materias, bajo la dirección de Camilo Chas, galerista de Artbys y responsable del proyecto.

La retratada, María Ana de Jesús Guerrero Torija (Madrid, 1867 – 1928), fue una de las grandes damas del teatro español. Además de su brillante carrera como actriz, destacó como una de las primeras empresarias teatrales del país.

Junto a su marido, Fernando Díaz de Mendoza, dirigió y controló durante años gran parte de la escena teatral española e hispanoamericana. El retrato de Pardo Bazán se convierte así en un testimonio del diálogo cultural entre la literatura, el teatro y las artes visuales en la España de comienzos del siglo XX.