Desde Oslo hasta Berlín. Desde Budapest hasta Varsovia. Y desde el centro de una organización terrorista de extrema derecha que busca destruir los cimientos mismos de la Unión Europea, hasta la búsqueda de una verdad esquiva que se encuentra en todas partes y en ninguna.
Ese es el recorrido de Furia, nombre en clave que una agente de la inteligencia noruega utiliza como bloguera de altos vuelos para conseguir infiltrarse en una red de ultraderecha con ramificaciones alemanas y rusas. Su verdadero nombre, Ellen, y su nombre como infiltrada, Ragna.
Su nombre es también el de la serie que cuenta la arrolladora trayectoria de su infiltración durante años, ayudada por los servicios noruegos y alemanes de espionaje y por el incansable personaje de Asgeir, otro policía que esconde un oscuro pasado, y que debe mantenerse oculto con su hija debido a una operación contra la mafia rusa que no salió bien en el pasado.

«Furia» no es una serie al uso. Arranca en un pueblo tranquilo de los fiordos noruegos y juega al despiste de manera continua. Tarda en mostrar las cartas que quiere que veamos, y además no lo hace siempre. Lo que en un principio asoma como la investigación de un crimen, se convierte en algo mucho más grande, casi inabarcable para dos personas: un hombre perseguido y una mujer infiltrada.
Lo que queda claro es que la actriz Ine Marie Wilmann, que encarna a Furia, es el gran motor de la serie. Muy conocida en su país por su participación en series policiacas y de acción, con «Furia» se consagró como todo un terremoto interpretativo.
Durante la primera temporada, más contenida pero también más creíble, su personaje se va ensanchando conforme su papel como infiltrada se pone a prueba. Ahí despliega un torrente de emociones y conocemos su principal motivación: la muerte de su hermana en el tiroteo de la isla de Utoya en julio de 2011, que acabó con 77 muertos, la mayoría de ellos adolescentes.
Pero tanto a ella como a Asgeir la persecución se les va de las manos. En la segunda temporada, mucho más impactante pero también con ciertos giros algo inverosímiles, la trepidante narrativa de la serie aporta a Furia un enrevesado mecanismo de autodefensa ante los bulos, las redes de financiación de la extrema derecha y las conexiones entre países europeos convulsionados entre los atentados y el caos.
Lo más destacable es que Ellen/Ragna/Furia no deja de ser en ningún momento una mujer arrolladora que busca liberarse de una carga que dura demasiado tiempo, pero que se ve encerrada entre los muros de la identidad que le ha dado poder. Merece la pena correr y luchar con ella solo para deslumbrarnos con su tesón, su fuerza y su particular guerra contra el mal que asola a una nueva Europa.
Aquí os dejamos la canción de la intro de la serie, de Jorda Rundt. Deslumbrante:








Deja un comentario